En la actualidad, el malestar psicológico en pacientes con enfermedad cardiovascular se reconoce cada vez más, tanto como un factor que contribuye al desarrollo y la progresión de la enfermedad, como una consecuencia de su aparición. Los pacientes que sufren un infarto agudo de miocardio (IM) tienen mayores riesgos de padecer depresión, ansiedad, estrés psicosocial o trastorno de estrés postraumático (TEPT). Hasta la mitad de los pacientes tras un IM pueden experimentar alguna forma de malestar psicológico, y esto se asocia con un mayor riesgo de futuros eventos cardíacos. Los datos sobre si el tratamiento del malestar psicológico postinfarto mejora el pronóstico cardíaco son mixtos y de calidad variable, y se necesitan más estudios. Para abordar esta brecha, se elaboró esta declaración científica de la Asociación Americana del Corazón (AHA) basándose en una amplia gama de áreas de experiencia, especialidades y entornos de práctica relevantes.

Los estudios pertinentes para el análisis se identificaron en PubMed. Este documento se centra en los hallazgos más relevantes de dichas publicaciones y se esfuerza por sintetizar y resumir esta información de una manera diseñada para aumentar la conciencia de la comunidad de atención médica sobre el MPPM (Malestar Psicológico Postinfarto de Miocardio) y ofrecer una orientación básica para su reconocimiento y clasificación inicial.

MPPM Y RIESGO DE EVENTOS CARDIACOS FUTUROS: Existe evidencia sustancial de que la depresión después de un IM se asocia con la duplicación del riesgo de eventos cardiovasculares recurrentes y mortalidad. En 2014 la AHA recomendó que la depresión debería elevarse al estado de factor de riesgo en pacientes con un IM u otros tipos de SCA. En cuanto a la ansiedad, la preponderancia de la evidencia sugiere que se asocia con un mayor riesgo cardiovascular en pacientes con antecedentes de IM, aunque posiblemente en menor magnitud que la depresión. A su vez, el estrés está asociado con un mayor riesgo de IM, arritmias ventriculares y muerte súbita (aumento del 40% al 60% en el riesgo de futuros eventos cardíacos adversos como el IM). En un estudio de cohorte de 4204 pacientes post-IM de 24 hospitales estadounidenses, aquellos con estrés moderado o alto (en comparación con estrés bajo) informaron angina más frecuente y tuvieron una tasa de mortalidad ajustada por todas las causas a 2 años aumentada (12.9% frente a 8.6%; P<0.001).

MPPM Y CALIDAD DE VIDA: La depresión, la ansiedad y el TEPT después del IM se han asociado no solo con un peor pronóstico sino también con una menor calidad de vida. Un estudio demostró que los síntomas tempranos de TEPT después de un IM u otros tipos de SCA se asociaron con una peor calidad de vida incluso 8 años después.

MECANISMOS DE MPPM Y RIESGO CARDÍACO: El malestar psicológico actúa como un factor de riesgo para desarrollar o mantener hábitos perjudiciales, lo que sabotea la recuperación y la prevención secundaria: Baja adherencia al tratamiento, tabaquismo, consumo de alcohol, una mala alimentación, la inactividad física y el sueño inadecuado. El malestar psicológico provoca alteraciones fisiológicas y biológicas:

-Inflamación y Reactividad: La depresión y el estrés crónico se vinculan con un aumento de marcadores inflamatorios (como la proteína C-reactiva) y una mayor reactividad plaquetaria.

-Estrés Agudo: El estrés agudo puede causar vasoconstricción coronaria, isquemia miocárdica y anomalías en el movimiento del ventrículo izquierdo, aumentando el riesgo de infarto y muerte súbita.

-Efectos Vasculares (Estrés Crónico): La estimulación simpática crónica conduce a la hipertensión y la disfunción endotelial.

DETECCIÓN, RECONOCIMIENTO Y TRATAMIENTO PSICOLÓGICO: Las organizaciones médicas más importantes están incorporando el bienestar psicológico como un componente esencial en el manejo del SCA.

-ACC/AHA/Otros (Guía de 2025): Enfatizan las consideraciones psicosociales y el apoyo (incluyendo el diálogo sobre síntomas de depresión y ansiedad) como parte central de la educación del paciente y la rehabilitación cardíaca.

-ESC (2023): Sugiere que los pacientes con enfermedad coronaria y depresión mayor moderada a grave deben ser considerados para el tratamiento con antidepresivos ISRS (Inhibidor Selectivo de la Recaptación de Serotonina).

-AAFP (American Association of Family Physicians): Recomienda  el screening de depresión en pacientes que han sufrido un SCA reciente.

 

CONCLUSIONES:

El malestar psicológico post-infarto es un factor de riesgo cardiovascular clave que empeora el pronóstico.  Aunque la detección sistemática universal aún carece de consenso, las principales guías médicas exigen su reconocimiento clínico temprano y la integración inmediata del apoyo psicológico en la atención post-IM para prevenir graves complicaciones cardíacas y mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes.

 

Dra. Giuliana A. Supicciatti
Miembro del Comité Editor CACI

 

TÍTULO ORIGINAL: Post–Myocardial Infarction Psychological Distress: A Scientific Statement From the American Heart Association.

CITA: Levine et al. AHA Scientific Statement. 22 September 2025.

REFERENCIA: https://doi.org/10.1161/CIR.0000000000001381