Aunque la angiografía coronaria es el estándar para evaluar estenosis, su capacidad para predecir isquemia es limitada, lo que ha impulsado el uso creciente de herramientas fisiológicas como la reserva fraccional de flujo (FFR). Un FFR ≥ 0.80 se acepta como umbral de isquemia, y estudios han demostrado que valores post-ICP más altos, especialmente > 0.90, se asocian con mejores desenlaces clínicos, incluso cuando la angiografía muestra buenos resultados. Sin embargo, entre el 15–20 % de los pacientes presentan un FFR ≤ 0.80 tras la ICP, y hasta el 25 % experimentan angina persistente o isquemia residual. Esto ha llevado al concepto de optimización de la ICP mediante imágenes intravasculares y técnicas adicionales. Asimismo, índices no hiperémicos como el iFR han ganado aceptación, con un punto de corte de 0.89, aunque aún se debate su utilidad post-ICP. El presente estudio, dirigido por Paola Ulacia Flores y colaboradores, busca determinar si una estrategia guiada por fisiología post-ICP mejora los resultados clínicos en comparación con la guía tradicional por angiografía.
Se trata de un estudio aleatorizado, unicéntrico, simple ciego, con evaluación independiente y enmascarada de los desenlaces clínicos. Los 221 pacientes fueron aleatorizados por bloques predeterminados a dos estrategias: guía por angiografía (110 pacientes y 166 vasos) o guía por fisiología (111 pacientes y 159 vasos), entre septiembre de 2021 y junio de 2023.
En el grupo angiográfico, el procedimiento concluía tras la implantación del stent. En el grupo fisiológico, se midieron Pd/Pa, la relación de presiones diastólicas (dPR) y FFR; si FFR era >0.80, el operador podía finalizar el procedimiento. Si el FFR era ≤0.80, se requería optimización adicional, con reevaluación fisiológica final.
El criterio de valoración principal fue la tasa de fallo del vaso tratado (TVF), que incluía muerte cardíaca, infarto de miocardio y revascularización del vaso tratado hasta 18 meses después de la ICP. Los criterios secundarios incluyeron puntuaciones seriadas de angina y calidad de vida antes y después del procedimiento.
La edad promedio fue de 66 ± 9 años, y el 75 % de los pacientes eran hombres. Los resultados fisiológicos inmediatos post-ICP se consideraron subóptimos en 22 casos (17 %), por lo que los operadores realizaron pasos adicionales de optimización. Finalmente, 9 lesiones (7 %) mantuvieron valores de FFR ≤ 0.80.
A los 18 meses de seguimiento, la tasa de fallo del vaso tratado fue del 17.4 % en el grupo de angiografía y del 18 % en el grupo de fisiología (P = 0.88). Las tasas de muerte cardíaca (1 % vs. 0 %; P = 0.32), infarto de miocardio (13 % vs. 11 %; P = 0.66) y revascularización del vaso tratado (4 % vs. 7 %; P = 0.24) fueron similares en ambos grupos. No se encontraron diferencias en las puntuaciones de angina, medicación o calidad de vida.
CONCLUSIONES:
En pacientes sometidos a ICP sin complicaciones, la evaluación fisiológica de rutina al finalizar el procedimiento no se asoció con un beneficio clínico en comparación con la guía estándar basada en angiografía.
Dra. Giuliana A. Supicciatti
Miembro del Comité Editor CACI
TÍTULO ORIGINAL: Randomized Study Comparing Angiography Guidance With Physiology Guidance After PCI: The EASY-PREDICT Study.
CITA: Flores et al. Circulation: Cardiovascular Interventions 2025.
REFERENCIA: https://doi.org/10.1161/CIRCINTERVENTIONS.125.015165
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