En las últimas décadas, el reemplazo valvular aórtico percutáneo (TAVI) se ha posicionado como una de las principales estrategias terapéuticas para pacientes portadores de estenosis aórtica (EA) severa sintomática, en distintos rangos etarios y subgrupos de riesgo quirúrgico. En este contexto, y pese al avance de las tecnologías de prótesis valvulares disponibles en el mercado, resulta de vital importancia identificar factores inherentes a los pacientes que puedan predecir la ocurrencia de eventos clínicos adversos periprocedimiento.

Uno de los principales eventos adversos vinculados al TAVI son los trastornos de la conducción auriculoventricular (AV), que con frecuencia requieren el implante de un marcapasos (MCP) definitivo. Más allá de la profundidad del implante y de las características propias de los distintos dispositivos valvulares disponibles, diversas particularidades anatómicas del ventrículo izquierdo han demostrado ser predictores de riesgo de trastornos de la conducción asociados al TAVI, principalmente debido a su proximidad anatómica con el anillo valvular aórtico. En este sentido, las implicancias clínicas de las características anatómicas del septum interventricular (SIV) no han sido exploradas en profundidad.

El objetivo del presente estudio realizado por Manuel Garofalo y colaboradores del Careggi University Hospital (Italia) fue analizar las implicancias clínicas del grosor del SIV, caracterizado por tomografía computarizada (TC) periprocedimiento, en relación con el requerimiento de implante de un MCP definitivo post-TAVI.

Con este propósito, se llevó a cabo un estudio multicéntrico observacional y de cohorte retrospectivo que incluyó pacientes portadores de EA severa sometidos a TAVI entre enero de 2019 y diciembre de 2022. El grosor del SIV se evaluó mediante TC al final de la sístole en distintos niveles por debajo del septum membranoso, analizando mediante un modelo de regresión logística los potenciales predictores de implante de MCP post-TAVI, incluyendo entre ellos el grosor del SIV.

Se incluyeron un total de 338 pacientes. La edad promedio de la población fue de 81 años, con un 42,6% de sexo femenino. En cuanto al tipo de prótesis utilizada, el 65% correspondió a válvulas balón expandibles, el 34% a autoexpandibles y el 1% no especificadas. Del total de pacientes analizados, el 20,1% (n=68) requirió el implante de un MCP definitivo durante el período periprocedimiento, con una mediana de tiempo al implante de 4 días (RIC 0-20) posteriores al TAVI.

En relación con los parámetros anatómicos objetivados mediante TC, el SIV en su porción membranosa fue más corto en pacientes con requerimiento de MCP (4,6 ± 2,1 mm), en comparación con aquellos que no lo requirieron (5,4 ± 2,6 mm), observándose una tendencia no significativa entre ambos subgrupos (p=0,06). A 2 mm por debajo del SIV membranoso, el grosor del septum fue menor en el subgrupo con implante de MCP respecto de aquellos sin requerimiento de marcapasos, con una diferencia estadísticamente significativa (3,9 ± 0,8 mm vs. 4,5 ± 1,3 mm; p<0,001).

Estos hallazgos fueron consistentes a mayor distancia de la porción membranosa, ya que el subgrupo con implante de MCP post-TAVI presentó un menor grosor del SIV tanto a 5 mm (5,9 ± 1,1 mm vs. 6,8 ± 1,8 mm; p<0,001) como a 10 mm (9,3 ± 1,1 mm vs. 10,6 ± 2,3 mm; p<0,001). A su vez, en el análisis multivariado se identificó al grosor del SIV a 10 mm (HR 0,73 [IC95% 0,56-0,96]; p=0,023), la longitud de la porción membranosa (HR 0,79 [IC95% 0,67-0,94]; p=0,007) y la presencia de bloqueo de rama derecha (HR 7,70 [IC95% 3,70-15,90]; p<0,001) como predictores independientes de implante de MCP periprocedimiento.

 

Conclusiones

De acuerdo con este estudio, el grosor del septum interventricular se identificó como un factor predictor independiente del implante de marcapasos definitivo post-TAVI.

Título original: Lower interventricular septal thickness from computed tomography predicts the need for pacemaker implantation after TAVR.

 

Dr. Cristian M. Garmendia
Miembro del Comité Editor CACI

 

Cita: Garofalo M, et al. IJC 2025. DOI: 10.1016/j.ijcard.2025.133915

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