Si bien la angina estable se entiende convencionalmente como una falta de oxígeno (isquemia) causada por la obstrucción de las arterias coronarias, la evidencia muestra una sorprendente falta de correlación entre la gravedad de la isquemia y la intensidad de los síntomas. Una posible explicación para esta desconexión es la circulación colateral coronaria. Estas colaterales son vitales para mantener el tejido en oclusiones crónicas y limitar el daño en infartos agudos; sin embargo, su papel en la modulación de los síntomas de la angina estable es poco conocido. Por tal motivo, Christopher A. Rajkumar y colaboradores, diseñaron el ensayo ÓRBITA-STAR (por sus siglas en inglés de Objective Randomized Blinded Investigation With Optimal Medical Therapy of Angioplasty in Stable Angina–Systematic Trial of Angina Assessment Prior to Revascularization), estudio invasivo y controlado con placebo para determinar si una isquemia más grave se traduce en una angina más frecuente, si la isquemia se asocia con una mayor colateralización, y si el desarrollo de una circulación colateral efectiva realmente reduce la gravedad del dolor anginoso.

Se trata de un estudio multicéntrico, de n=1 y controlado con placebo que reclutó 51 pacientes con síntomas de angina o síntomas equivalentes a angina con EAC grave de un solo vaso (≥70%) en angiografía coronaria invasiva o angiografía coronaria por tomografía computarizada que fueron remitidos para revascularización en 5 centros, desde diciembre de 2019 hasta mayo de 2023.

Se suspendieron los medicamentos antianginosos y se documentaron los síntomas diarios de angina durante 14 días antes de someterse a estudios invasivos con guia de presión y evaluación de la reserva de flujo coronario. Luego, cada participante se sometió a cuatro episodios de 60 segundos de oclusión con balón de baja presión a través de su estenosis coronaria. El índice de flujo colateral se calculó a partir de mediciones simultáneas de la presión aórtica, la presión de la aurícula derecha y la presión en cuña coronaria distal durante la oclusión con balón.

La edad media de los pacientes fue de 63±9 años y la mayoría eran hombres (78%). El 88% presentaba angina de clase II o III de la Sociedad Cardiovascular Canadiense (CCS). La frecuencia diaria de la angina mostró poca correlación con la gravedad de la isquemia, según la evaluación de la FFR (D de Somers 0.124, Pr=0.057) o del iFR (D de Somers 0.056, Pr=0.150). Sin embargo, hubo fuerte evidencia de una asociación entre valores más bajos de FFR e iFR y un mayor flujo colateral (Pr=0.998 y Pr=0.999, respectivamente).

También hubo fuerte evidencia de una asociación entre una mayor colateralización (un índice de flujo colateral más alto) y puntuaciones de intensidad del dolor más bajas (D de Somers 0.341, Pr=0.999). A su vez, las puntuaciones de intensidad del dolor y el índice de flujo colateral se mantuvieron estables entre los episodios secuenciales de oclusión con balón dentro de los pacientes individuales, lo que indica poca evidencia de preacondicionamiento isquémico.

 

CONCLUSIONES:

En pacientes con enfermedad coronaria estable, la colateralización es una adaptación a la isquemia que reduce la intensidad de la angina lo que explica la baja correlación entre la gravedad de la estenosis (isquemia) y la carga sintomática de la angina.

 

Dra. Giuliana A. Supicciatti
Miembro del Comité Editor CACI

 

TÍTULO ORIGINAL: The Role of the Collateral Circulation in Stable Angina: An Invasive Placebo-Controlled Study.

CITA: Rajkumar et al. Circulation 2025.

REFERENCIA: https://doi.org/10.1161/CIRCULATIONAHA.125.074687