El reemplazo valvular aórtico percutáneo (TAVI) se ha consolidado como una de las principales estrategias de abordaje terapéutico para pacientes con estenosis aórtica (EA) severa. En este contexto, y dado que su indicación se ha expandido a pacientes más jóvenes y con mayor expectativa de vida, la determinación de su desempeño en el seguimiento a largo plazo cobra vital importancia.
El TAVI realizado en pacientes jóvenes presenta consideraciones particulares. En este sentido, aspectos como el potencial requerimiento de un reacceso coronario y la durabilidad de la bioprótesis son objeto de análisis a nivel global, con el fin de incrementar la factibilidad de procedimientos futuros y optimizar la evolución clínica durante el seguimiento. Así, si bien existe evidencia que demuestra una durabilidad aceptable y escasa degeneración valvular bioprotésica en el seguimiento a mediano plazo, hasta la fecha hay escasa evidencia sobre su durabilidad a largo plazo, probablemente debido al riesgo competitivo de mortalidad y a la inclusión de pacientes de mayor edad en los primeros estudios clínicos.
El objetivo del presente estudio realizado por Cristina Giannini y colaboradores del University Heart Center Freiburg (Alemania) fue analizar la incidencia de degeneración valvular estructural (SVD) en el seguimiento alejado post-TAVI.
Con este propósito, se analizó la cohorte de pacientes del European Valve Durability TAVI Registry, un registro multicéntrico internacional observacional que incluyó datos de pacientes con EA severa sometidos a TAVI en centros europeos de alto volumen, los cuales comenzaron a realizar procedimientos antes del año 2014. Se incluyeron para el análisis pacientes consecutivos sobrevivientes, tratados con cualquier tipo de prótesis valvular protésica disponible en el mercado, y se analizó como objetivo primario la ocurrencia de SVD en el seguimiento alejado, objetivada de acuerdo con los criterios VARC-3.
Se incluyeron para el análisis un total de 597 pacientes. La edad promedio de la población muestral fue de 79.6 ± 7.1 años al momento del procedimiento, con un 47.2% de sexo masculino y un puntaje STS promedio de 5.0%. Del total, el 90.3% recibió TAVI mediante abordaje transfemoral, siendo la prótesis CoreValve la más frecuentemente implantada (51.2%). En cuanto a la evolución clínica post-TAVI, se observó una incidencia de accidente cerebrovascular/accidente isquémico transitorio del 1.5%, complicaciones vasculares mayores en el 3.7% y sangrados mayores o potencialmente mortales en el 5.5%.
Con una mediana de seguimiento de 6.1 años (RIC 5.2–7.3), la incidencia cruda de SVD moderada/severa fue del 9.5% (6.2% moderada; 3.4% severa). Mediante un análisis de regresión de Cox, se identificó la utilización de una prótesis intraanular (HR 38.44 [IC95%: 10.8–136.3]; p<0.001), un tamaño protésico pequeño (HR 4.82 [IC95%: 2.42–9.60]; p<0.001) y el desarrollo de leak paravalvular moderado/severo postprocedimiento (HR 3.64 [IC95%: 1.59–8.32]; p=0.002) como factores predictores de SVD en el seguimiento.
Conclusiones
En pacientes con EA severa sometidos a TAVI, se observó una baja prevalencia de degeneración estructural bioprotésica en el seguimiento a largo plazo, la cual ocurrió predominantemente en relación con el uso de prótesis intraanulares y de tamaño pequeño.
Dr. Cristian M. Garmendia
Miembro del Comité Editor CACI
Título original: Long-term structural valve deterioration after TAVI: insights from the EORP ESC Valve Durability TAVI Registry.
Cita: Giannini C, et al. EuroIntervention 2025;21:537-549.